La fisioterapia que quiero para mis pacientes

Ft. Juan Pablo Miño

Fisioteraputa especialista en entrenamiento funcional terapéutico

¿Te has realizado alguna vez una o varias sesiones de fisioterapia? Asumiré que sí, y también asumiré que tus sesiones fueron como lo son la mayoría de las sesiones en la actualidad:

  • Pagaste un paquete de 10 o más sesiones con la idea de acceder a un descuento.
  • En cada sesión te realizaron el mismo procedimiento (te pusieron electrodos y al mismo tiempo te pusieron una compresa caliente sobre los electrodos, después te aplicaron magnetoterapia o ultrasonido, talvez un masaje y finalmente te dejaron haciendo unos ejercicios mientras atendían a otros pacientes a la vez) durante las 10 sesiones.
  • En el mejor de los casos, si mejoraste de a poco y en el peor, no hubo mejoría y dejaste de ir y quedaron pagadas una o más sesiones.
Déjame contarte algo, el hecho de que esta sea la norma en los centros de fisioterapia, no significa que sea lo correcto o que así debe ser en todos lados. Esta forma de fisioterapia se la viene implementando por décadas, pero el detalle es que está enfocada en ser rentable para el dueño del negocio (que no siempre es un fisioterapeuta) más que ayudar genuinamente a las personas que requieren de un servicio de rehabilitación.
 
Está forma comercial de fisioterapia se basa en mecanizar la atención de los pacientes para poder atender un gran volumen de personas a la vez, en detrimento de la calidad del servicio, pero para hacerlo atractivo o para compensar la perdida de la calidad por lo general es un servicio con un precio muy económico, accesible para todos y con una atención compartida con otras personas (2 o 4 personas a la vez). Esto te da a entender que no pagas por un servicio premium o por una experiencia de primera, pagas por algo que sea aparentemente económico y accesible para el bolsillo.
Sala de espera de centro de salud

Pero, tú que preferirías referente a tu salud, ¿una atención barata o una de calidad y con resultados evidentes? Hay ambos tipos de personas y el problema de esto es que las personas que pagan por un servicio barato y por volumen de fisioterapia no suelen quedar satisfecho con los resultados y esto a su vez crea una falsa idea de que la fisioterapia no sirve o que es igual a no hacer nada, cuando no es así.

No es culpa de la fisioterapia, sino de lo que las personas valoran más. En este caso, prefieren algo barato a una rehabilitación de calidad, que les costará más, pero los resultados serán mucho mejores, en menor tiempo y con una experiencia mucho más agradable.

Entonces, ¿Cuál es la fisioterapia que deseo?

Por mis valores personales basados en mi fe cristiana y lo que mis padres me han inculcado, siempre he buscado practicar una fisioterapia muy humana e integra, enfocada en las personas y no solo en su lesión física.

 Las personas son cuerpo, mente y alma y si una de estas tres no se encuentra bien, las demás áreas de la vida de la persona se verán muy afectadas. Por lo tanto, al tratar a un paciente y su malestar, no solo tomo en consideración los síntomas de su lesión física y sus limitaciones, también indago en todo lo que puede estar influyendo en esa lesión.

Aquí debo considerar el entorno social y emocional de la persona. Las personas somos, sin excepción, emocionales y nos vemos influenciados por nuestro entorno y las personas que nos rodean. Nuestras emociones responden a como percibimos las cosas a nuestro alrededor, sean reales o no, como el miedo. 

Puedes sentir miedo y preocupación de que te pase algo malo porque caminas solo en la noche por un barrio peligroso; tu cuerpo comienza aumentar la respiración, sudas y vas muy atento a tu entorno, tensas los músculos, se preparan para salir corriendo o pelear de ser necesario. Y todo esto pasa en tu cuerpo, aun cuando el peligro no es real ni evidente, solamente lo visualizabas en tu mente. 

Aunque el peligro no fue real, tu mente lo percibió muy real, tanto así que tu cuerpo respondió como si estuviera expuesto realmente a ese peligro. Este es el poder de nuestra mente sobre nuestro cuerpo, de poder modificarlo para adaptarse inmediatamente a como percibamos nuestro entorno.

Les cuento esto, para que vean la relevancia de nuestras cargas emocionales sobre nuestra salud y bienestar físico. Es por esto que gran parte de las personas que recurren a mis servicios de fisioterapia, cuando los evaluó y realizo toda la historia clínica e indagando en las posibles causales de la lesión, resulta que tienen niveles de estrés muy alto y por diferentes razones (familiar, laboral, autoestima, relaciones, dinero) que llegan a quebrantar la salud y causar diferentes malestares, dentro de esos los dolores musculares y articulares.

 Esto me lleva a ser muy empático con el paciente durante todo su proceso de fisioterapia, para que vea que genuinamente quiero ayudarle y tengo en consideración todo aquello que esté provocando su malestar, le muestro que todas las preguntas que le hago no son para juzgarlo, sino para encontrar el mejor camino a su recuperación, a una mejora integral. 

Cada paciente que llega a mí es alguien que ha confiado su salud en mis manos, por lo tanto, siempre busco ponerme en su lugar para entender por lo que pasan, cómo la lesión está afectando sus vidas más allá de las limitaciones físicas que puedan tener.

No solo me enfoco en ayudarlos a curar sus cuerpos, sino a mejorar su estado emocional y su estado anímico. Les ayudo a entender los que está pasando y les explico como será su proceso, cuáles son las expectativas de su rehabilitación, los acompaño en cada etapa, resuelvo sus dudas sobre su lesión y/o tratamiento.

Además de acompañarlos, les enseño la importancia de recuperar, cuidar y mantener su salud. Es aquí donde les muestro que el recuperarse depende en gran parte de su decisión de actuar en consecuencia de su deseo de mejorar.

Serán ellos quienes tendrán que hacer en casa todos los procedimientos que se les enseñe como parte de su tratamiento. Decidir cambiar hábitos en pro de su mejoría, cambiar su alimentación; son cosas que no depende de nosotros los fisioterapeutas sino del paciente.

Pero si será nuestra labor, el ensañarles sobre la responsabilidad que tienen en su rehabilitación y su salud.

Para lograr todo esto en mis pacientes he llegado a entender que no solo se necesita de conocimientos técnicos y profesionales (que son sumamente importantes), también se necesita ser empático con cada persona, mostrar un interés genuino en su bienestar (en muchas ocasiones esto significará dar más de lo que ellos esperaban a cambio de lo que pagaron) más allá de la remuneración monetaria que se recibe como pago de la atención profesional. 

Mis pacientes son personas, que llegan a convertirse en amigos, que valoran y estiman mis servicios y mis palabras, como yo valoro la vida y salud de ellos. Siempre procuraré darles más de lo que ellos esperan de mí, mi calidad humana y profesional en cada momento.

Esta es la fisioterapia que yo quiero para mis pacientes y para mi ciudad.